Sunday, October 19, 2008

Introducción:

Parte del pensamiento neoclásico del siglo XVIII era la noción de que el mundo, como creación del señor, era una obra perfecta. Por lo tanto, todas las manifestaciones de la naturaleza, por violentas que fueran, eran parte de esa perfecta obra de Dios. Así encontramos que José María Heredia, "En Una Tempestad" expresa el asombro que siente hacia la naturaleza, en este caso representado por un huracán.

Estructura:

"En Una Tempestad" esta conformado de 63 versos los cuales no tienes una cómputo silábico. el poema es una sola estrofa, su rima es libre pero en ciertos versos se encuentra casualmente rima, "el polvo de los campos agitado!..." y "En las nubes retumba desempeñado" (versos 37-38).

Lenguaje literario:

En el poema predomina un yo poético que se planta desde el primer verso "Huracán, huracán, venir te siento". El yo poético mediante un lenguaje poético expresa el asombro que siente hacia la naturaleza. En el primer verso es notable el uso de reduplicación, "Huracán, huracán, venir te siento". Esta reduplicación da ha entender que el huracán es de suma importancia y que el poema se refiere a él. También, se encuentra el uso del hipérbaton. El cambio de la sintaxis ayuda a espresar como el yo poético siente el respiro entusiasmado y el soplo del huracán. El hablante expresa mediante personificaciones el respeto que siente por el poder de la naturaleza "Los pajarillos tiemblan y se esconden".

Conclusión:

Finalmente, podemos decir que "En Una Tempestad" es una lluvia de sentimientos hacia el poder de la naturaleza. José María Heredia deja muy bien planteado que un huracán también puede significar algo positivo ya que el hablante siente que el huracan es un medio por el cual el Señor habla con él.

Wednesday, October 15, 2008

EN UNA TEMPESTAD



Huracán, huracán, venir te siento,(1)
Y en tu soplo abrasado
Respiro entusiasmado
Del señor de los aires el aliento.
En las alas del viento suspendido(5)
Vedle rodar por el espacio inmenso,
Silencioso, tremendo, irresistible
En su curso veloz. La tierra en calma
Siniestra; misteriosa,
Contempla con pavor su faz terrible.(10)
¿Al toro no miráis? El suelo escarban,
De insoportable ardor sus pies heridos:
La frente poderosa levantando,
Y en la hinchada nariz fuego aspirando,
Llama la tempestad con sus bramidos.(15)
¡Qué nubes! ¡qué furor! El sol temblando
Vela en triste vapor su faz gloriosa,
Y su disco nublado sólo vierte
Luz fúnebre y sombría,
Que no es noche ni día...(20)
¡Pavoroso calor, velo de muerte!
Los pajarillos tiemblan y se esconden
Al acercarse el huracán bramando,
Y en los lejanos montes retumbando
Le oyen los bosques, y a su voz responden.(25)
Llega ya... ¿No le veis? ¡Cuál desenvuelve
Su manto aterrador y majestuoso...!
¡Gigante de los aires, te saludo...!
En fiera confusión el viento agita
Las orlas de su parda vestidura...(30)
¡Ved...! ¡En el horizonte
Los brazos rapidísimos enarca,
Y con ellos abarca
Cuanto alcanzó a mirar de monte a monte!
¡Oscuridad universal!... ¡Su soplo(35)
Levanta en torbellinos
El polvo de los campos agitado...!
En las nubes retumba despeñado
El carro del Señor, y de sus ruedas
Brota el rayo veloz, se precipita,(40)
Hiere y aterra a suelo,
Y su lívida luz inunda el cielo.
¿Qué rumor? ¿Es la lluvia...? Desatada
Cae a torrentes, oscurece el mundo,
Y todo es confusión, horror profundo.(45)
Cielo, nubes, colinas, caro bosque,
¿Dó estáis...? Os busco en vano:
Desparecisteis... La tormenta umbría
En los aires revuelve un oceano
Que todo lo sepulta...(50)
Al fin, mundo fatal, nos separamos:
El huracán y yo solos estamos.
¡Sublime tempestad! ¡Cómo en tu seno,
De tu solemne inspiración henchido,
Al mundo vil y miserable olvido,(55)
Y alzo la frente, de delicia lleno!
¿Dó está el alma cobarde
Que teme tu rugir...? Yo en ti me elevo
Al trono del Señor: oigo en las nubes
El eco de su voz; siento a la tierra(60)
Escucharle y temblar. Ferviente lloro
Desciende por mis pálidas mejillas,
Y su alta majestad trémulo adoro.